"Manuela"
Volví a mi escritorio pensando en cómo convencer a Flavio de que estaba bien y que nuestra vida podía volver a la normalidad, extrañaba su cuerpo. Apenas me senté y sonó mi celular, miré la pantalla y el nombre que brillaba era el de mi detective.
—¡Hola, grandote! ¡Estaba pensando en ti! —contesté feliz de hablar con él.
—Mi chiquita, qué bueno escuchar eso. ¿Me estás extrañando? —parecía relajado.
—¡Ni te imaginas cuánto! —suspiré bien alto haciéndolo reír.
—¡Chiquita, eres imposible! —Flavio se reía de mí.
—¡Es mucho amor! —concluí y él soltó una carcajada.
—Sabes que yo también te amo mucho. Mi chiquita, te necesito en casa temprano hoy, ¿puedes faltar a la universidad? —me emocioné enseguida con su pregunta. ¿Será que me iba a quitar el castigo?
—¡Por ti siempre se puede, grandote! —me estaba insinuando descaradamente.
—¡Es bueno saberlo! —se rió—. Estoy feliz de que el semestre esté terminando y vas a estar en casa más temprano por casi dos meses.
—Yo también