"Heitor"
Almorzamos con mi madre y Julia el martes, después de la confusión de los regalos intercambiados, y me volvieron loco con aquello.
—Mamá, tengo una cosa más para ti —saqué del bolsillo de mi saco la tarjeta que aquella hermosa extraña dejó en la tienda del centro comercial y se la entregué a mi madre.
—¿Qué es esto? —preguntó mi madre.
Les conté la historia y las tres mujeres frente a mí se reían como niñas y se burlaban de mí. Mi madre leyó la tarjeta y se la pasó a Melissa y a Julia. Secándose una lágrima en la esquina del ojo de tanto reír, me dijo:
—Heitor Martínez, soy una buena madre y te di educación. Ese comportamiento tuyo en la tienda es absurdo. Te recomiendo que vuelvas allá y te disculpes con la vendedora y que si algún día vuelves a encontrar a esa chica, te disculpes con ella también.
—Mamá, no voy a volver a la tienda para disculparme —respondí.
—Oh, sí, sí lo harás. Eres mejor que eso, Heitor. Y vas a volver y disculparte porque yo no crié a un hombre a