"Samantha"
Cuando quedé embarazada no pensé que nueve meses pasarían tan rápido. Ya estaba en la semana cuarenta de gestación, mi parto estaba previsto para dentro de quince días y el cuarto de mi bebé todavía no estaba listo. Era domingo por la mañana e hice que Heitor me ayudara.
Estaba sentada en el sillón de lactancia leyendo las instrucciones de montaje de la cuna para él, con Canela acostado a mis pies.
—Mi diosa, ¿por qué siempre me pones a armar muebles, cuando podemos contratar a alguien que sepa hacer esto? —Heitor se quejó por centésima vez.
—Porque esta es la cuna de tu hijo y no quieres que se caiga de ella porque un tornillo quedó mal ajustado —dije acariciando mi barriga que estaba enorme.
—¿Y tú crees que hay más posibilidades de que alguien acostumbrado a hacer esto deje un tornillo suelto que yo, que nunca he armado una cuna en mi vida? —me miraba como si me hubieran salido dos cabezas más.
—¡Sí! Es la cuna de tu hijo y no quieres que se caiga, entonces tendrás