"Heitor"
Después de examinar a Samantha, Molina le dio un medicamento para que se relajara; según él, dormiría hasta el día siguiente. Dejé la puerta de la habitación abierta y a Canela acostado a los pies de la cama vigilándola, y bajé para hablar con los demás.
—¿Cómo está ella, hijo? —mi madre corrió hacia mí.
—Muy afectada, mamá. Álvaro le dio un medicamento y se durmió, dijo que dormirá hasta mañana —respondí y mi madre puso su mano en mi rostro.
—¿Y tú, cómo estás? —la preocupación estaba en los ojos de mi madre.
—No sé decirte. Hay una mezcla de sentimientos dentro de mí y ninguno de ellos es bueno —dije la verdad, me sentía cansado, exhausto, pero quería matar a Reinaldo.
—Calma, hombre, ese mierda está preso y no va a salir tan pronto de la cárcel —Flavio puso su mano en mi hombro.
—Gracias, Flavio, si no fuera por ti no habría llegado a tiempo —agradecí que fuera un lunático y condujera como si quisiera matarse.
—Nada que agradecer —sonrió—. Pero necesito preguntar, ¿