Cuando llegamos a la puerta del bar vimos a Virginia ya de pie en la entrada abrazada a un chico alto y fuerte, que por el color del cabello solo podía ser su hermano.
—¡Wow! ¡Pero están espectaculares! Por favor, necesito saber dónde compraron esos vestidos —dijo Virginia saludándonos.
—Ah, tienes que venir con nosotras a esa tienda Vi, hay cada cosa espectacular allí —respondió Melissa y yo ya me imaginaba mi cuenta bancaria en ceros.
—Chicas, este es mi hermano Levy. Es socio del bar y nos reservó una mesa increíble.
—Bienvenidas a "Limón, tequila y sal". Es una verdadera lástima no poder sentarme con ustedes, pero me gustaría tener el placer de bailar con esta hermosa señorita —dijo Levy besando mi mano.
Levy era un hombre muy apuesto, con los mismos ojos de Virginia. Nos recibió con mucha simpatía y nos condujo a una mesa justo frente a la pista de baile y en el otro extremo una banda maravillosa tocaba ritmos latinos.
El lugar era hermoso y enorme. Tenía paredes verde oscur