"Heitor"
Estaba parado en la puerta del apartamento de Samantha mirando a la mujer más hermosa del mundo que estaba frente a mí usando nada más que una camisetita blanca pegada al cuerpo y una tanga del mismo color. Era imposible no desearla.
—Heitor, acabo de despertar con la llamada de Melissa, luego tú me llamaste, olvidé que no estaba vestida. Pero ya has visto todo lo que hay aquí. Así que entra, ponte cómodo que voy a arreglarme. —Habló algo avergonzada.
Samantha me dio la espalda para salir y no pude contenerme, entré, cerré la puerta y la jalé a mis brazos, pegando nuestras bocas en un beso caliente, húmedo y lleno de deseo. Cuando nos separamos para respirar le sonreí.
—¡Buenos días, mi diosa! ¡Estás hermosa!
La solté y ella caminó medio tambaleante por el pasillo, dejándome atrás con una sonrisa de oreja a oreja. La besé y no me rechazó, me correspondió. Fui a la cocina y preparé un café para ella. Café negro, tostadas y mermelada. Le encantaba eso por la mañana.
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