Los verdugos removieron mi uniforme dejándome sólo la camiseta blanca y los pantalones, y me encadenaron los brazos a una cruz negra sujetando las muñecas juntas en la biga vertical de la cruz. También me colocaron un collar de perro atado a una cadena.
—La poderosa y valiente agente Talbot —dijo la voz de Elizabeth Bathory, una de las vampiras más sádicas y psicópatas que existen… incluso para los estándares vampíricos. Caminó por la cámara con Lucilla detrás, sujeta por medio de una correa al cuello, con la mirada baja y los brazos juntos.
—Lo siento por ti, Talbot —dijo Lucilla— siempre me alegré de que moriste antes de que vieras todo esto…
Bathory se giró y le dio un sonoro bofetón.
—Gracias, señora —respondió Lucilla.
—¿Te di autorización de hablar, esclava?
—No, señora —respondió Lucilla bajando aún más la mirada. Bathory chasqueó los dedos y Lucilla se puso de rodillas. Luego Bathory hi