UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 45. El ogro del castillo.

Los labios de Ivan se fundieron con los de Sari, arrancándole un suspiro cargado de deseo mientras sus manos recorrían su silueta por encima de la ropa.

Ella lo sujetó por el rostro, entregándose a aquel beso, sintiendo la lengua de Iván explorarla con maestría. Sus dedos se deslizaban por sus hombros, bajaban por el pecho firme, grabando cada línea con deseo; y se arqueó inconscientemente contra él al sentir cómo su erección la presionaba, desatando una corriente eléctrica que le estremeció el cuerpo entero.

Iván la sentó con cuidado en la cama y deslizó el vestido de su cuerpo con una facilidad que la dejó sin aliento.

Su piel ardía bajo cada beso, y Sari se derritió entre sus brazos; y cuando él se deshizo de su brasier, un suspiro escapó entre sus labios. Sintió un escalofrío cuando sus dedos y su boca jugaron con sus pechos, arrancándole sonidos que no sabía que podía emitir.

Iván la acariciaba como si tuviera todo el tiemp