UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 42. Sentencias
UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 42. Sentencias
Las puertas del gran salón aún temblaban por el estruendo anterior cuando Ivan apareció, arrastrando con él el cuerpo sin vida de uno de los hombres de Zoltan. Lo sostenía por la chaqueta, como si fuera un saco de basura, mientras la otra mano se cerraba sobre una pistola que casi parecía demasiado grande para ser real.
Al llegar al centro del salón, lanzó el cadáver con desprecio, y el cuerpo cayó con un golpe sordo sobre la alfombra de terciopelo rojo.
Un silencio espeso se apoderó del lugar. Los jefes, alineados como estatuas, bajaron la cabeza en cuanto lo reconocieron, porque sí, Ivan estaba ahí. Vivo, imponente… y muy molesto. Pero los más cercanos a él solo se apresuraron a darle la bienvenida y muy pronto todos estuvieron a su alrededor, protegiéndolo como si en lugar de jefes de sus negocios, fueran sus guardaespaldas privados.
Zoltan, en cambio, se quedó pálido como una sábana. El color se le escurrió del rostro y los ojos se le