Cillian
Mientras espero impaciente a que Damon regrese al departamento, limpio la cocina hasta dejarla brillante. Todavía ardo de rabia por lo que le ha pasado a mi Constanza, pero debo controlarme para no estallar frente a ella.
Ese malnacido de Oswald Morris va a morir. No puedo esperar a que Damon lo arruine; quiero a ese hombre fuera de este mundo.
La puerta se abre y me sorprendo al ver que Constanza ha regresado con él. Y ese sentimiento se intensifica cuando ella corre a abrazarme.
—Mi nena —suspiro feliz mientras la alzo en brazos.
—Me voy a quedar aquí —murmura contra mi cuello—. Quiero disfrutarlos, olvidar todo ese mal rato que tuve.
Miro a Damon, en busca de una explicación, pero él solo se encoge de hombros. Es evidente que no le agrada que Constanza me abrace así, pero me da completamente igual.
Mi Constanza sigue siendo mía; yo solo le permito amarlo para que sea feliz.
—Está bien, mi vida —le respondo sin bajarla—. Me alegra que hayas decidido volver. ¿Cómo está tu ami