Cillian
—Mi amor, no creo que sea momento para eso —responde Constanza con ternura—. No me gustaría recibir una noticia así, justo en medio de toda esta situación.
—Yo opino que deberías ir a revisarte —dice mi madre—. Es mejor salir de dudas. Y, si es cierto, al menos será una alegría en medio de tantos problemas.
Aprieto los dientes, deseando que todo esto sea una maldita pesadilla. ¿Cómo pudo atreverse a descuidarse con Damon? Esto rebasa todos mis límites.
Aun así, me obligo a mantener la calma, mirando a mi Constanza a los ojos. Cada gesto suyo parece calculado, perfectamente estudiado para torturarme.
Estoy seguro de que, si está embarazada, es porque lo planeó para restregármelo en la cara.
«Si está embarazada, la haré abortar», pienso con furia, observando cómo mi estúpido sobrino posa su mano sobre su vientre.
—Bueno, por si acaso, felicidades, hijos —les dice Carl—. Nada me daría más gusto que ser abuelo.
—Gracias, Carl —le sonríe Constanza.
—Espero que no sean tan ingenuos