"Manuela"
Me desperté muy temprano con el teléfono sonando. Recordé que había olvidado apagar el teléfono donde mi mamá tenía el número, y ya sabía que era ella quien llamaba antes de mirar la pantalla.
"Hola, mamá", respondí con voz soñolienta. "¡Buenos días!"
"¡Qué buenos días, niña! Son las seis de la mañana, ¿te despiertas tarde? ¿Qué otros malos hábitos has cogido que voy a tener que corregir?" Ya estaba en su apogeo y llena de ira para desquitarse conmigo.
"Mamá, empiezo a trabajar a las nueve y mi trabajo está aquí mismo, no necesito madrugar tanto", le expliqué.
"¿Y qué? Te enseñé a levantarte a las cinco de la mañana todos los días, así es como debe hacerlo una mujer, para que el café esté en la mesa para tu marido cuando se despierte."
"Mamá..."
"Mamá, nada, Manuela." Ya te dije que te traeré de vuelta, y tu matrimonio con el hijo del Sr. Cândido está casi decidido.
"Creo que será mejor que rompas este acuerdo, o como sea que lo llames. No voy a volver, y no me casaré con el