“Samantha”
Los días han ido pasando cada vez más lentos. Después de soñar con Heitor en mi apartamento, sentí que algo dentro de mí se desmoronaba por completo. Y unos días después, me vio en el restaurante y me miró con una expresión de asco que me destrozó el corazón. Estaba sufriendo, más de lo que jamás imaginé que alguien pudiera sufrir.
Catarina estaba llegando al final de su embarazo, y todos estaban tan emocionados por los cuatrillizos que no tenía derecho a contarles mis problemas. La visitaba cada semana, pero las visitas eran breves, evitaba pasar demasiado tiempo con las niñas y no hablaba de mí. Las evitaba al máximo, no quería que se preocuparan. Evitaba a Enzo, que siempre me llamaba, de la misma manera.
Pero tenía un amigo muy fiel. En los últimos meses, Vinícius se convirtió en mi confidente; sabía por lo que estaba pasando; él también tenía su propio dolor por el abandono. Así que nos apoyábamos mutuamente. Él se quejaba de los suyos, y yo me quejaba de los míos. Per