"Samantha"
Me ponía cada vez más nerviosa. A medida que el coche avanzaba hacia mi destino, me sentía más impotente, asustada y ansiosa. El taxista, un caballero muy amable, me observaba por el retrovisor, sin apartar la vista del tráfico, y conducía despacio, sin prisas, quizá por su edad, con cuidado de no causar un accidente.
Sonó mi teléfono y busqué en mi bolso. Era Enzo. No podía contestarle ahora, no podría. Pero él insistió. Siempre insistía, y yo siempre contestaba. Lo pensé, y si no contestaba, levantaría sospechas. Claro, Michel ya debería haber vuelto a la empresa, pero probablemente pensaba que estaba en otro departamento y no se alarmaría aún. Quizás todavía me buscaba dentro de la empresa. Así que lo mejor era contestarle a Enzo. Cuando me dijo que estaba con mi madre, no lo podía creer, así que la puso al teléfono conmigo y escuché su voz. No pude contenerme más; empecé a llorar y le expliqué que Rômulo me había llamado desde su celular. Solo cuando me dijo que su celu