"Samantha"

Fue muy difícil calmar a Heitor. Cuando lo llamé para contarle lo sucedido en el restaurante, me pidió que renunciara de inmediato, y convencerlo de que estaba a salvo en la empresa me llevó mucho tiempo.

Sabía que saldría corriendo de la oficina para ir a mi casa otra vez; esto ocurría con demasiada frecuencia. Pero por suerte, ya era tarde, así que su trabajo no volvería a quedar en segundo plano por mi culpa.

Heitor llegó en menos de media hora, se apoyó en mi escritorio y me miró a los ojos; su irritación era palpable.

"Samantha, esto de que trabajes y te expongas al peligro no me sentó bien antes, y estar embarazada me hace aún menos feliz. Deberíamos replantearnos esto." Heitor apoyó ambas manos en mi escritorio y empezó a explicarme lo que le preocupaba.

"¿Y pretendes que me quede encerrado en casa?" Pregunté con calma. "Porque eso no va a pasar".

"¡Sam!" Héctor se dejó caer en la silla frente a mi escritorio, completamente frustrado. "No quiero que te pase nada malo