“Samantha”
Después del café con Manu, volví al trabajo y me llevé una sorpresa. No me esperaba la visita que recibí en la empresa al final del día. Estaba terminando un informe cuando sonó el teléfono en el escritorio. Era la recepcionista, que me informaba de que había alguien en el vestíbulo insistiendo en hablar conmigo.
Me preguntaba qué había hecho para merecer semejante molestia. Sería mejor librarme de ella de una vez por todas, antes de que se convirtiera en una mala hierba que, por mucho que la arranquemos, sigue brotando en el jardín. Le informé a la recepcionista que bajaría a ver a mi visita, pero que no tenía permitido entrar al edificio. Así que lo hice.
Llegué al vestíbulo y vi a la mujer sentada en uno de los sillones de la esquina, lejos de la recepción. Era una de esas mujeres que, desde la distancia, se nota que no son más que aprovechadoras oportunistas. Llevaba un vestido blanco de tela fina y ligeramente transparente. Era demasiado corto y escotado, le llegaba ha