"Samantha."
Vi a Heitor levantarse de la cama y recoger el teléfono del suelo, intentando hablar, pero la llamada ya había terminado. Se acercó y me abrazó.
"Sam, ¿qué oíste?", preguntó Heitor en voz baja.
"A-él", rió. "Estaba temblando y llorando.
"¿Quién, Sam? ¿Sabes quién era?"
"Era Rômulo." Lo miré, sintiendo el pánico apretarme la garganta.
"Sam, ¿qué dijo?" Noté la preocupación en la voz de Heitor.
"Nada." Era como siempre, su respiración, pero luego se rió, y conozco su risa. Es Rômulo, Heitor."
"Tranquilo. Voy a apagar tu teléfono. Se lo contaré a Flávio mañana. Sam, creo que deberíamos cambiar tu número."
"Sí, tienes razón, es mejor." Acepté, pues ya no quería saber nada de Rômulo.
"Genial, me encargo de eso mañana por la mañana. Ahora, te acostaré y te prepararé un té".
Heitor me arropó, me arropó y me besó en la frente. Cuando regresó a la habitación, traía una bandeja con té y galletas de mantequilla, acompañado de Canela, quien se acercó a la cama, dándome un codazo con l