"Samantha"
Aunque me estaba volviendo loca, no podía callarme. Le había prometido a Clara una pijamada, y ella había invitado a cuatro amigas. Además, ya lo habíamos preparado todo el día anterior, así que tenía que cumplir nuestra promesa.
"Diosa mía, eres una maravilla." Heitor se levantó del sofá y se acercó a mí. "¿Estás mejor?", preguntó, abrazándome.
"Sí." Le di un beso rápido.
"Amorcitos, es que hoy es la pijamada de Clara, así que les pido a los chicos que no molesten a las chicas. Vamos a usar el cuarto de juegos", dije, y vi cómo se le iluminaba la cara a Clara.
"Tía, puedo cancelar con las chicas, ya que no te encuentras bien", ofreció amablemente.
"¡Ni hablar! ¡Tengo muchas ganas!" Le sonreí. "¿Eso significa que no podemos jugar videojuegos?", preguntó Enzo, con cara de preocupación.
"¡Exactamente!" Asentí.
"Bueno, Enzo, no estorbemos a las chicas. Patrício nos invita a jugar en su casa; los chicos quieren practicar para ganarle a Manu. Esa bajita nos ganó de verdad el otr