— Tengo curiosidad, Sra. Melissa, ¿cómo convenció a Nando para que aceptara nuestra salida de hoy? —le pregunté a mi amiga mientras nos maquillábamos en el baño de casa.
— Bueno, es sencillo. Le dije que saldría con las chicas —dijo Melissa como si fuera obvio.
— ¿Y mencionaste a los chicos? —pregunté mirándola al espejo.
— Es solo un detalle, Cat. ¡Un pequeño detalle! Todavía no he olvidado que es amigo de Alessandro y no he olvidado a esa zorra que se le tiró encima ese día en el Club Social —dijo Melissa muy seria.
— Mel, eres imposible —reí y terminé de maquillarme.
— Y no es para tanto, Cat, solo vamos a divertirnos con amigos.
Terminamos de arreglarnos y nos fuimos. El taxi nos esperaba en la puerta. Llegamos al restaurante con Sam y Taís.
—¡Guau! ¡Pero hoy vamos a volver locos a estos hombres! ¡Estamos buenísimas! —dijo Taís con seguridad. Tiene una autoestima envidiable.
— ¡Qué bueno y sexy! ¿Eh? ¡Vale! Bueno, entremos porque ya llegaron. Vi envió un mensaje —dijo Melissa.
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