“Ana Carolina”
¡Esto es el infierno! Ya han pasado días desde que me mantuvieron en este horrible y sucio lugar con estas horribles mujeres. Es muy malo, aunque es menos malo que la celda de la comisaría. Ese lugar era una pocilga. Pero esto también es muy malo. Al día siguiente de mi detención me mandaron aquí a la cárcel y encima me dejaron en la misma celda que esa insufrible de Celeste. Quiero arrancarle los ojos.
- Oye, niña rica, tienes una visita. ¡Abogado! ¿Quieres recibir? – El policía llegó a la puerta de la celda gritando. Una persona grosera y sin educación.
- ¡Ay! Finalmente mi papá envió un abogado para sacarme de aquí. – Me emocioné tanto que aplaudí y salté de alegría.
El policía grosero me dijo que me diera la vuelta y sacara las manos afuera, me esposó y abrió la celda para que saliera. Al cerrar la celda, Celeste se levantó de la cama y me llamó:
- Insoportable, dile al abogado que le diga a tu papi que si no me saca de aquí me voy a poner a cantar.
- ¿La perra está