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JEFE IRRESISTIBLE: SUCUMBIENDO A SUS TOQUES
JEFE IRRESISTIBLE: SUCUMBIENDO A SUS TOQUES
Por: Maria Anita
PAREJA 1 - Capítulo 1 – Traicionada en su propia cama

JEFE IRRESISTIBLE: SUCUMBIENDO A SUS TOQUES

Capítulo 1 – Traicionada en su propia cama

Llegué a casa después de un largo día y mis padres me esperaban en la sala.

— Catarina, siéntate porque tenemos que hablar —dijo mi padre, que parecía muy nervioso.

— ¿Puedes contarme, papá, qué pasó? —le pregunté a mi padre con cansancio. Había trabajado todo el día, había ido a la universidad por la noche y, al llegar a casa, lo único que quería era ducharme y tirarme en la cama. Pero eso no era posible.

— Catarina, llegó la invitación de boda de tu prima —dijo mi madre.

— ¡Esa mujercita no es mi prima! —dije, ya poniéndome nerviosa.

— Catarina, es tu prima —dijo mi madre—. Mejor deja ya con este ataque infantil. Melissa ya la golpeó y armó un escándalo aquí en casa. ¡Ya basta! Es la hija de mi hermana, así que es tu prima. —Lo siento, mamá, pero ella no significa nada para mí. —Intenté mantener la calma—. Se acostó con mi novio en mi cama, eso no se hace.

Llevaba cuatro años saliendo con Cláudio, fue mi primer novio, y lo encontré en mi cama, en mi habitación, ¡acostándose con Kelly, mi prima! Me quedé en shock. Claro que Melissa, mi mejor amiga, fue tras ellos. Desde entonces, la situación en casa ha estado tensa, porque mis padres insistieron en que era una tontería y que debía hacer como si nada y volver a vivir con mi prima.

—Se equivocó, Catarina, era tu novio. —argumentó mi madre—. Pobre Kelly, la sedujeron, él la deshonró, ahora se va a casar con ella para que no hablen mal de ella en el pueblo.

—¡Ay, mamá! ¡Ay, a ... – Mi padre me llamó la atención. – Mira, si no quieres estar cerca de Kelly, está bien, pero vas a ir a la boda. Y basta de este comportamiento grosero.

- ¿Qué quiero decir? – Creí haber oído mal.

- Vas a la boda de tu prima Catarina. ¡Es una orden! Somos tus padres y vas a obedecer. – Mi madre me habló enfadada, como si yo fuera la culpable en esta situación.

- Lo siento, mamá, ¡pero no voy! Sigo tus reglas, soy una buena hija, pero esta vez no funcionará. ¡Yo fui la que se ofendió! Tengo todo el derecho a no querer seguir siendo la burla de la familia. – Dije, ya llorando.

- ¡BASTA, CATARINA! – Mi padre gritó y me asustó. – Vas a la boda y punto.

- Pero, papá...

- ¡Me da igual, Catarina! Es importante que tu madre mantenga la paz en la familia. Así que te vas y punto. —Dijo mi padre, sin dejar lugar a preguntas.

Me fui a mi habitación y pasé la noche llorando. Al día siguiente se lo conté todo a Melissa, y ella no tardó en conseguir las invitaciones para un baile de máscaras, una gala, diciéndoles a mis padres que sería importantísimo para mi carrera, ya que estarían los empresarios más importantes de la ciudad, haría contactos muy importantes y nuestros profesores habían prometido presentarnos a varios empresarios que nos abrirían las puertas a nuestro futuro profesional.

Al principio, mis padres no estaban muy convencidos, pero los padres de Melissa hablaron con ellos y los convencieron de que sería una excelente oportunidad para mi futuro. Así que estuvieron de acuerdo en que la aprovechara.

—¡Catarina, no puedes negarte! Ya compré las invitaciones, las mascarillas e incluso convencí a tus padres de que es un evento importantísimo para tu futuro profesional, lo que me dio mucho trabajo. ¡Esta fiesta va a ser increíble y no te la vas a perder! —dijo Melissa, mirándome con ojos de cachorro abandonado, juntando las manos como suplicando.

Estaba sentada en mi escritorio del trabajo, a media tarde de un jueves, entre mensajes y llamadas, y Mel apareció con café, pasteles de chocolate y su insistencia en que aceptara ir al baile de máscaras que se celebraba anualmente y era el evento más grande de nuestra ciudad.

— ¡Ay, Mel, cómo no voy a decirte que no! ¡Vale, voy!

Acepté ir al baile, pero aún no estaba segura. En fin, iba a dormir en casa de Mel para evitar la boda, pero no iría a la fiesta. Sin embargo, Melissa hizo todo lo posible para convencerme de ir. El sábado nos arreglamos en su casa.

— ¡Qué onda, amiga! ¡Estás guapísima! - Me dio una preciosa máscara dorada, hecha con encaje, que me cubría hasta la nariz y me la puse. Llevaba un vestido rojo brillante de satén y la máscara combinaba a la perfección. - ¿Listos?

- Sí, listos. - Respondí y agarré mi bolso. - Ah, olvidé mi perfume.

- No, no pasa nada, te pondrás el nuevo perfume de mi mamá. A ella no le importa.

- Cuando Fernando, el novio de Mel, nos vio, sonrió, le dio un beso a Mel y dijo:

- ¡Chicas, están guapísimas! Creo que saldrán de esta fiesta con un nuevo novio, Cat.

—Sin novio, Nando. De hecho, creo que es mejor que me quede, no tengo ganas de fiesta. Por favor, Mel, ¿me dejas quedarme?

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