—¿Y qué pasará con Lorenza? —El solo escuchar su nombre hacia que una ira me llenara, la odiaba y mucho.
—Sé que lo hará, si no voy a verla, disfrutará verme en problemas, pero no puedo arriesgarme, es complicado… aun decido si ir o no, aparte aun no envía la dirección —comenté, apretando los puños.
—Tengo información nueva de ella y está confirmada —por el tono de su voz, supe que era algo muy serio.
—Habla —dije, preparándome para escuchar.
Mejor me levanté de mi silla y empecé a caminar por toda mi oficina, algo me decía que no me gustaría para nada lo que estaba por escuchar y era mejor recibir la noticia parado, que sentado.
—Sabes que tú tienes enemigos y son fuertes —dijo, a lo que lo miré como si fuera una estúpida broma.
—¿Es enserio, Enzo?, ¿como mierdas no sabría que tengo enemigos y el poder de cada uno? —pregunté, no estando para bromas.
—¿Puedes dejar que terminé de hablar? —cuestionó, empezando a irritarse, pues odiaba eso—. Tal vez así sabrías porque digo lo que digo,