— ¡Oh no señor Scott! — dijo Arnold— no le agrada mucho la comida italiana, por eso de la dieta.
— Es cuestión de traerla y presentarle nuestro plato estrella para enamorarla— dijo Harry.
— Simone no es tan fácil de persuadir— dijo Arnold— mi esposa es una mujer muy áspera, ella es quien lleva las riendas de los negocios, claro que con mis estrategias.
— ¡Caramba! Entonces son un gran equipo, sus consejos y el don de mando de ella, deben darle excelente resultados— dijo Harry.
— Si somos un gran equipo— dijo Arnold— es un complemento, ella es la cabeza y yo el cuello, la cabeza va donde el cuello le indica.
Todos rieron ante el buen comentario.
— Es una excelente alegoría— dijo Tony Rizzo.
—En lo único que no logro llevar la cabeza testaruda es en tener una buena relación con mi hija, son como agua y aceite— dijo Arnold.
Eliza se incomodó un poco, pero nadie lo notó.
— En eso no se puede mandar, tampoco yo me llevo con mi padre desde muy temprana edad— dijo Harry— a él le gust