Disparo sin piedad, su mano toca mi hombro en forma de orgullo.
_ Una vez más- su vos es suave pero demandante.
Sin dudarlo disparo otras ves.
_ Muy bien Ángel- su sonrisa se ensancha- no habrá nadie quien te pueda detener.
Asiento, de acuerdo.
Sus ojos oscuros, piel blanca y pelo igual de oscuros, la hacían luir una mujer exótica, sus curvas bien marcadas, que esconde detrás de unos pantalones de chándal. Ella me había ayudado a darme cuenta que él, era un perjuro, de la peor categoría. No había vuelto a ver a Mathew aunque seguía en contacto con él, no había reunido las fuerzas suficientes para decirle a mi madre que su adorada hija se había convertido en una asesina, y que iba en busca de una cabeza, el cual colgaría como el mejor trofeo. El, las pagaría.
Estaba cansada de ser un maldito juego ¡ya nomás! Le d