Trataba re revisarle las heridas a Mathew, pero no se quedaba quieto. Un no me había explicado cómo había terminado así, y tampoco quería presionar, confiaba que cuando estuviera listo, me lo diría.
_ ¡Mathew quédate quieto!- le regaño.
Me mira sorprendido; de repente suelta una carcajada.
_ Claro mama- vuelve a reír.
_ No es gracioso- me quejo. Cruzo los brazos, enfadaba.
Me da un sonoro beso en la mejilla, y sin querer sonrió.
_ Está bien- le revuelvo el pelo, y se queja- Vamos a terminar contigo.
Vuelvo a mi trabajo. Los chicos y los niños, ya estaban en sus camas, había pasado alrededor de una hora y no había podido terminar con Matt, porque no se quedaba quieto. Tenía que regresar al hotel, y ya era tarde.
Suspiro ya había terminado, volteo a mirar el reloj en la pared; eran las doce de la noche. ¿C&