Mis manos sobre su espalda, las suyas en mi cuello, la distancia entre su cuerpo y el mío es nula. Vamos caminando por la enorme suite que tiene el mismo tamaño que un departamento sin dejar de besarnos. Choco con un sofá y ambos reímos como niños. —Ten cuidado mi amor.— Me susurra y vuelve a besarme.
《¿Cuidado? ¿Con ella besándome así?》 Imposible.
—Tú solo bésame, así como lo estas haciendo que no me duele nada... bueno, casi nada.— Bromeo y ríe.
—Puedo encargarme rápidamente de ese dolor.— Propone de manera seductora.
La miro pícaramente y muerdo sus labios —Me encanta la idea.&