Capítulo 5

Juliett era un enigma, pero eso no me molestaba, sino que lo que me sucedía era que me llenaba la cabeza de preguntas y quería saber todas las respuestas.

Sin embargo, mi mente ocupaba en mayor medida otro tema que me tenía desconcertado y era la carta que había encontrado en el despacho de mi padre. No estaba seguro si preguntarle a la guarda llaves sobre el tema, ya que, ella misma había mencionado que llevaba años sirviendo a mi familia. Quizás ella haya visto a la mujer de la carta en esta casa tiempo atrás.

Por otro lado, la guarda llaves se notaba que era una mujer fiel a mi padre y tenía miedo de que le contara a él lo que estoy tratando de averiguar. Si decide no contarme nada y a parte avisarle a mi padre lo que estoy haciendo saldría doblemente perdiendo. Tenía que pensarlo mejor.

El aire del día era fresco y calmante lo cual provocaba inspiración en mi interior o quizás el clima era totalmente irrelevante y lo que en realidad me había inspirado era la desconcertante posible historia y secreto familiar que acabo de descubrir en algo tan endeble como una carta que no había visto la luz del día en años. En fin, sea como sea, era inspiración que no podía desaprovechar para colocarme a escribir.

Subí a la habitación en donde tenía mi escritorio y todas las herramientas necesarias para comenzar a escribir y estuve varias horas concentrado sin levantarme de esa silla tan esponjosa y cómoda de cuero que tenía y había comprado con el propósito de trabajar lo más cómodo posible.

Cuando por fin estuve satisfecho con mi avance revisé la hora en mi celular y eran las 9:00 de la noche y tenía bastante hambre.

Como estuve todo el día encerrado en una habitación encontré que lo mejor para despejarse era salir a comer a algún restaurante cerca. Mucha gente cree que comer sin compañía es deprimente o te hace ver cómo un total perdedor sin amigos y como consecuencia de esa creencia varios terminan comiendo de manera solitaria en casa solo por esa presión social impuesta. Afortunadamente para mí, bien poco me importaba la opinión de los demás y era muy terapéutico salir a comer solo.

En fin, sin pensarlo más, tomé una chaqueta de color negra bien genérica (porque toda mi ropa era bastante básica en realidad) y salí de la casa mientras buscaba por internet recomendaciones de lugares en Clicktons. No fue muy difícil encontrar algunas sugerencias terminando por ir a un restaurante de comida rápida que lucía bastante bien.

Tenía ganas de comer algo contundente y grasoso porque cuando vivía con mi familia todo era muy refinado y bastante caro, lo cual no es que me queje o no lo apreciara, al fin y al cabo, comía cosas bastante buenas y beneficiosas para mi salud, pero de vez en cuando algo bien grasiento y barato era necesario para hacer la vida un poco más interesante.

Cuando llegué no estaba tan lleno gracias a la hora que era y me pedí el combo de promoción que me recomendó la vendedora. Me senté en una mesa cerca de la ventana y comencé a apreciar la vista de un cielo oscuro y lleno de estrellas. Me sentía tranquilo y en paz.

Comencé a comer mientras veía desde mi celular la sección de noticias para ver si había algo interesante pero no había nada que mereciera la pena. Me metí a la galería y comencé a ver más fotos recientes en donde encontré algunas fotos de la exposición de arte a la que fui y conocí a Julieta. Que loco fue cuando me enteré de que tenía una gemela.

Y de repente no podía parar de pensar en Juliett y la vez que la conocí y luego las veces que me encontré con ella sin planearlo pero que todo salía bien y resultaba ser todo bastante divertido. Tenía muchas ganas de volver a salir con ella y seguir averiguando todo lo que teníamos en común.

¿Era normal sentirte a gusto con la compañía de una persona que no conoces hace mucho?

Definitivamente la quería invitar de nuevo a una salida, quizás al cine o a una biblioteca. Estar con Juliett me hacía sentir bien como si fuera alguien de confianza, no es que su hermana Julieta no me agradara, al contrario, pero con ella sentía que podía hablar temas serios, de negocios y asesorías y no podía desenvolverme como lo hacía con Juliett. Mostrar mi verdadero yo.

Mientras pensaba en cómo invitar a Juliett de nuevo, estaba terminando de comer todo lo que había ordenado. Solo me faltaba el helado, cuando por el vidrio de la ventana cerca de mi mesa siento que una sombra nublaba mi área.

Al levantar la vista, para mí sorpresa veo que era Juliett y no pude evitar sonrojarme al pensar qué pensaría ella si se enterara que estaba pensando en ella ahora mismo. Juliett se dio media vuelta y me hizo una señal dándome a entender que entraría al local para saludarme.

—¡Hola solitario! —dijo Juliett con mucho entusiasmo.

—Hola, me tomaste por sorpresa —dije.

—No pensé que te gustaba venir a locales de comida rápida —dijo mientras apuntaba a mi bandeja de comida casi terminada.

—Es bueno para el cuerpo de vez en cuando —dije con una sonrisa.

—Te entiendo, a mí también me gusta, pero evito decirle a mi hermana —dijo mientras sacaba su celular.

—¿No sueles salir a comer con Julieta? —pregunté curioso.

—Si salgo con ella, pero a lugares más refinados. Lugares como este no son su estilo simplemente —respondió.

—Que mal, porque la comida aquí es fantástica —dije mientras comía de mi helado.

—¡Si! Ese helado que pediste fue una buena elección —dijo mientras me acercaba el celular que había sacado anteriormente—. Pero como consejo, en este otro local, tienen una promoción que vale más la pena —indicándome el mapa en su teléfono.

—Gracias por la recomendación, aunque me encantó este helado, es como una mezcla de vainilla con algo más, como una salsa cítrica —dije a gusto.

—Parece que si está muy bueno ¿Puedo probar? —dijo mientras se levantaba de la silla.

Pensé que iría a pedir un helado igual que el mío, así que se me hizo extraña la pregunta.

—Cl-Claro, debes probarlo —respondí dudoso.

Juliett se alejó de la mesa para ir al mostrador, pero se demoró menos de 10 segundos en volver. Imposible que el pedido se demorara tan poco.

—¡Listo! Lo probaré —dijo mientras metía la cucharita plástica a mi vaso de helado.

Todo este tiempo su plan fue ir a pedir una cuchara extra y jamás fue pedir un helado sólo para ella. Ese simple acto hizo que me colocara rojo como un tomate.

—¡Tienes razón! ¡Que rico está! Creo que pediré uno para mi —dijo mirándome un poco avergonzada.

Quizás pensó que su acción me había molestado, pero en realidad estaba nervioso y sonrojado sin saber que hacer. Así que, aclaré mi mente y me dispuse a hablar.

—¡No! —solté sin más.

—¿Qué cosa? —respondió Juliett.

—Está bien, comamos del mismo helado...tú y yo —lo dije mirando hacia otro lado.

Cuando la miré de reojo vi que también se había sonrojado.

Creo que empezaré a cuestionarme si de verdad me gusta tanto comer en solitario. Quizás lo que dice la sociedad es verdad y es mucho mejor la compañía.

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