El Greco se encuentra atrapado en una mezcla de furia y determinación. Las palabras de Anastasío golpean su conciencia, pero la imagen de Luciano amenazando a Agapy domina sus pensamientos y atenúa cualquier rayo de duda. No hay vuelta atrás. La decisión está tomada y es irrevocable.
Mientras Fabrizio Garibaldi llega al negocio, espera a que su hijo Filipo entre. Lo ve llegar y cerrar la puerta.—¿Puedes explicarme ahora, Filipo, qué está pasando? ¿Por qué movilizaste a todos los hombres? —pregunta de inmediato.—Era necesario, papá. Gerónimo estaba en peligro —responde Filipo, sentándose frente a él.—¿En peligro? ¿Por qué? —Fabrizio mira a su hijo, esperando que le aclare todo lo sucedido—. Filipo, ¿te diste cuenta de lo que se inició hoy?—Sí, papá, lo s&ea