Corina:
Estoy en mi habitación ordenando la ropa que estaba en la maleta cuando alguien llama a la puerta.
—Pasa —digo sin mirar quien es, cuando escucho sus botas pesadas.
—Hola —dice con voz ronca, me giro con una estúpida sonrisa
—Hola.
—¿Cómo estás? —se acerca y le invito a sentarnos a la orilla de la cama
—Bien, supongo, ¿lo dices por todo lo que ha pasado? —ladea su cabeza y se libera del sombrero, noto como su barba está más crecida y hace que sus azules ojos resalten aún más.
—Lo digo por todo, ¿te sientes bien? —asiento—. Estoy muy feliz
—¿Por qué? —levanta su áspera mano y me acaricia la mejilla
—Por qué al fin te tengo —lo miro divertida
—Joel, dime qué es esto.
—