El dolor del engaño.
Abigaíl abrió aquella hermosa caja mientras sonreí, por su mente pasaron muchas posibilidades, quizás eran unos zapatos o un bolso.
Su sonrisa se borró al ver que solo eran algunos papeles, se sintió desilusionada, pero se olvidó de eso al reconocer la letra de su padre en esos papeles.
…
Abigaíl.
El deber de un padre es proteger a sus hijos, pero también enseñarles a enfrentar toda clase de adversidades, el peor error de un padre es vendarle los ojos a su hijo y no dejarles ver que existen toda clase de personas, como aquellas que se pueden aprovechar de ti, de tu inocencia y de tu amor.
No sabía como sentirme, mientras leía aquel papel, era obvio que estaba decepcionada de mis padres, pero ¿y Agustín?, que decía sentir ante su engaño, dolor, odio, tristeza, decepción o quizás un poco de todo.
Era yo un negocio para él, ese que le daba grandes ganancias, era mi vida, un chiste para él y para mis padres, por qué nunca habían confiado en mí, en mi capacidad de tomar decisiones.
Seis me