Cafeteria.
Abigaíl.
La que pensé que sería una gran noche, se convirtió en un completo desastre, me sentía humillada de la peor manera, aunque si me pongo a pensar, si ella era la pareja de Agustín, es de esperarse que él le diera el lado a ella.
Bueno que más da, cuando salí de la disco, quise conseguir un taxi, pero todos pasaban ocupado, la noche era fría, así que deseaba volver pronto a mi apartamento.
— Margaret— escuché que dijeron.
Me giré para ver de quién se trataba, era Eduardo, uno de los ingenieros jefe de mi trabajo, quien también había estado a cargo de mi entrevista de ingreso.
— Buenas noches, Eduardo, qué gusto verte— lo salude.
— El gusto es mío, no esperaba verte aquí—dijo mirando a su alrededor.
— Lo mismo digo— le contesté.
— Ya te vas— me pregunto.
— Sí, estoy cansada, fue mi primera semana de trabajo, así que el agotamiento es mucho— mentí.
— Comprendo, yo también ya me iba, si gusta puedo acercarte—se ofreció.
Tenía ganas de negarme, pero al ver que no pasaba ningún taxi,