Teniendo a su padre todavía desplomado en el suelo, Zack lo revisó sintiendo una enorme preocupación y un enorme alivio.
Al comprobar que estaba medianamente bien y no se había dado ningún golpe grave al caer, rápidamente se volteó hacia Moira.
—Lleva a Lutxi a tu habitación y quédense ahí. Yo me encargó —le susurró, a lo que ella asintió y tomó a su hija en brazos, retirándose rápidamente mientras Zack ahora revisaba el pulso de su padre, asegurándose de que era normal.
Bien, solo era un desmayo por la impresión, y él conocía el remedio perfecto:
Sin mucha delicadeza, le dio una bofetada, despertándolo en el acto.
—¡Tengo una nieta! —gritó él mientras despertaba, sentándose en el piso. Volteó a verlo con los ojos muy abiertos—. ¡Tienes una hija! ¡Es tu hija! ¡Es MI NIETA! —Empezó a señalarlo y señalarse frenéticamente, como el anciano exagerado que era.
Zack rodó los ojos, agradeciendo mentalmente haberle dicho a Moira que se llevará a la niña antes de despertar a su padre gritón.