La mirada de la joven se llenó de lágrimas y su corazón fue invadido por el regocijo. No se trataba de un sueño, ¿cierto? Su padre realmente estaba allí y había regresado.
—¡Papá! —vociferó, aproximándose a él dando pasos rápidos y lo rodeó fuertemente con los brazos—. ¡Por fin has vuelto!
—Emilse