Capítulo 48
—¡Izan, Izan! —su voz retumbó en toda la mansión, haciendo que el Beta bajara de la cama de un salto y fuese corriendo a donde se encontraba el Alfa. Apenas traía unos pantalones cortos de dormir y no había espabilado, pues salió de sus sábanas sin tomarse el tiempo de despertar apropiadamente. Ni s
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