La besó acaloradamente y sus manos descendieron para colocarse en la espalda baja de Débora. La presionó contra su cuerpo y la aferró a él. Aquel beso era una invitación a algo más, deseaba dar el paso y conectar con ella en todos los sentidos.
—¡Márcala! ¡Haz el vínculo! —suplicó su lobo interno.