Maracaibo- Venezuela.
Doña Margarita, observaba con melancolía, cada rincón de su casa, suspiró recordando el día que se mudaron con su esposo. Angélica abrazó a su madre.
—No estés triste mamá, te va a gustar mucho Manizales, además vamos a estar juntas.
—Eso es lo único que me alegra —comentó Margarita, abrazando a su hija.
—Ve tranquila hermana, nosotros cuidaremos bien esta casa, por si algún día deciden regresar —señaló Encarnación, tía de Angélica.
—Yo le aseguro que si regresan a Venezuela, será solo por vacaciones — afirmó Francisco, colocando su mano en el hombro de Angie—. Ya está todo listo en el auto.
Margarita, y Angélica, se despidieron de su familia, decididas a empezar una nueva vida en Co