OLIVIA
El reflejo en el espejo me aprieta el corazón, han pasado dos días de la paliza que me dió mi padre y los hematomas morados aún adorna mi labio y pomulo.
Al ser omega mi curación no es tan efectiva o rapida como un lobo normal, lo que a ellos les tardaría horas en sanar yo demoro al menos dos días. Y con la cantidad de golpes que tuve, estaré al menos una semana con las marcas y dolores aún en mi cuerpo.
El sonido de la puerta siendo abierta y un suspiro abandona mis labios cuando salgo del baño acercándome al cuarto. La figura de Pamela aparece junto a una bandeja que coloca sobre el velador y el aroma a comida inunda mis fosas nasales.
–Te traje comida –dice volteando a verme–. No deberias estar de pie.
La ignoro y camino hacia el colchón dejandome caer con cuidado y haciendo una mueca cuando mis costillas tiran ante el esfuerzo.
–Gracias –digo tomando el plato de patatas con pollo.
–¿Has tomado algo para el dolor? –el avispo de preocupacion me hace fruncir el ceño y verla–