Capítulo 23. El hombre malo grita
Esa noche Samantha les dio la cena a las gemelas y ayudada por María las bañó, les puso un pijama y las acostó en la cama tamaño King que había en una de las habitaciones de huéspedes del pent-house. Aristo la mandó a pegar a la pared para evitar que las niñas se cayeran durante la noche. Después de leerles un cuento, María se quedó con ellas para que Samantha pudiera ir a cenar. Cuando llegó a la cocina, su esposo la esperaba con la cena servida.
―¿Te importa comer aquí?
Sam se encogió de hombros.
―No, es a ti a quien le gusta hacerlo en el comedor formal, la mayoría de las veces cenaba en la cocina con el señor y la señora Thompson ―explicó ella sentándose a la mesa.
Él la imitó, levantó las t***s de las charolas y le sirvió la comida.
―Sé que en Londres llevabas una vida sencilla, nunca usaste la ropa de diseño exclusivo que tenías, tu ropa y la de las gemelas las comprabas en grandes almacenes, cuidabas a las niñas, estudiabas y te metías a trabajar tanto en la cocina como en