Él había sentido un vínculo con ella desde el inicio. No pocas veces había visto las miradas que ella le dirigía cuando parecía que él estaba distraído. Creyó leer embeleso e interés hacia él, y esto había devenido en el suyo. Interés que se hizo admiración por su personalidad, y finalmente deseo. Uno que buscó domar y al que se negó a dar salida, mas que estaba ahí y resurgía cuando la veía. Cuando ella retornó y se instaló en el apartamento de Violet, verla se hizo más fácil. Jace se sentía responsable por su hermana menor y la visitaba a menudo. Encontrar a Tina era un plus. Tristemente, la joven entusiasta y alegre había desaparecido. En su lugar, había emergido una mujer triste y, si cabía, más bella.

¿Esto hizo desaparecer su libido y el deseo de que fuera suya? Mil veces no. Peor aún; la habían convertido en su misión. Quería devolverle la sonrisa, las ganas de vivir, los sueños. Pero para ello necesitaba saber qué le había ocurrido. No lo obtendría de ella, porque estaba cerra