No soy débil

  

Alexander se suelta de mi agarre y hace una expresión de dolor,  me rio de lo que hice y solo paso por un lado de él y sigo caminando hacia la cocina.

—Nana Carmina ¿Puedes ordenar la cena? —digo con amabilidad para luego devolverme.

Camino hacia ese pasillo y Alexander ya no está al parecer regreso con Lisa y Abel, sigo caminando hasta llegar al comedor que hay en medio de ese hermoso patio y me siento a un lado de mi esposo de mentiras.

Una hora más tarde…

Estamos platicando en la sala de estar del jardín, me siento muy llena y con mucho sueño, así que sin querer bostezo.

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