En la Sombra del Legado
La gala continuaba, pero la atención del público se deslizaba lentamente hacia las copas y la música. Aurora, agotada tras horas de sonrisas y discursos, se retiró hacia uno de los pasillos laterales que conectaban con los jardines del museo. Un rincón silencioso, fresco y lo bastante alejado para respirar sin que la imagen perfecta de "la heredera Hastings" se resquebrajara.
Apoyó la espalda contra la pared de mármol, bajó la mirada y cerró los ojos.
Catorce días. Un día más y su mundo podría desaparecer.
- Siempre supiste hablar bonito en público, prima. - dijo una voz detrás de ella, arrastrando las palabras con falsa admiración.
Aurora abrió los ojos con lentitud.
Julian Hastings. Traje impecable, sonrisa de tiburón y la energía indeseable de alguien que nunca tuvo que trabajar por nada… pero que codiciaba todo.
- Qué decepción que las vitrinas estén vacías en las tiendas Whitaker. Aunque debo admitir que tus collares lucen divinos en una sala sin compradore