Por Kelly
Comencé a explicar qué sucedía con la yegua, estaba nerviosa y la mirada de Rodolfo, no se alejaba de mí.
-Solo tiene alteración en la posición y postura inmutable, espero poder salvar a la yegua, si salvo al potrillo es un regalo del cielo.
Anestesié a la yegua, lo hice con rapidez.
-Le di lidocaína al 2%, ya había sacado la cuenta de la cantidad ayer, porque no la vi bien y le apliqué penicilina y gentamicina.
Voy diciendo lo que hago, más para mí que para ellos.
Le pedí a Rodolfo y al capataz que me ayuden.
-Pasame la tijera curva y el bisturí curvo, que alguien me deje cerca un balde con amonio, me tengo que enjuagar las manos a cada rato, durante la operación, porque no estamos en el lugar adecuado.
Le hago la incisión a la yegua, lo hago midiendo el lugar en donde hacerlo, tuvimos prácticas mientras estudiaba, pero esto era distinto.
-Corto la piel, el tejido subcutáneo, la línea alba y el peritoneo.
Explico o más bien hablo.
-Mierda, está sufriendo, buscá la morfina y