Ciudad de Eugene, Oregón. USA.
Un mes antes:
Él se viene sobre mí y yo me alisto.
Devolviéndole puñetazo por puñetazo y golpe por golpe.
Somos una furia enmarañada de ataques y defensas hasta que salimos del baño.
Pateo sus costillas, muerdo su brazo, araño su rostro y me arrastro por el suelo cuando caemos, intentando alejarme pero me toma por el tobillo y tira de mi pierna, subiéndose sobre mí, abofeteándome.
—¡Maldita!¡ Zorra! ¡Puta! ¡Te mataré!- brama colérico, enredando la cortina del baño alrededor de mi cuello y apretando hasta cortarme la respiración.
Eván:
Ella deja de luchar, no se mueve, no respira.
Está muerta…¡No!
Tiemblo de terror.
No puede estarlo.
Yo no quiero matarla.
Quiero…
¿Qué quiero?
La quiero a ella.
Toda.
Mía.
Arrodillada y obediente.
Besándome y gimiendo para mí.
Metiéndose mi verga en su mentirosa boca y tragándose mi semen con una sonrisa.
Mi mulata.
Mi sumisa.
Mi puta.
¡La traidora!
¡La sucia agente que me jodió!
¡Mi perdición!
Rápidamente quito la cortina