Cap° 28

Había llegado a casa temprano esa noche, tanto que Alexander se sorprendió al verme y logré ayudar a Jack con la cena. La actitud de mi padrino se me había hecho extraña, estaba distraído y nunca me preguntó dónde estaba ni qué había hecho en el día, no obstante, sí que me presionó para que me pusiera al día en los deberes de la escuela.

—¿Les parece si traigo a cenar mañana a mi novia? —les pregunté en medio de la cena y los dos asintieron con la cabeza —ya sabrán por qué me mantiene fuera de casa —reí, pero no me siguieron, así que me metí una enorme cucharada de ensalada a la boca.

—¿Cómo se llama? —preguntó mi hermano —nunca te vi con nadie, ¿Cómo se conocieron y hace cuánto? —no podía decirle ningún nombre, ni siquiera sabía si sería Coráima u Oriana.

—Mañana hablaremos de eso —le dije como única respuesta y él se encogió de hombros. Jack comía en silencio mirando un punto fijo en el mantel de la mesa. A través de la enorme ventana las luces de la ciudad le daban de perfil y crea
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