Vanessa se dirigió a los baños, se limpió con un poco de agua y se colocó la camisa de Paolo que le quedaba casi como vestido. «Este tipo tiene los hombros muy anchos» susurró examinando su nuevo vestido, ató una de las corbatas a su cintura y dio por terminado su «retoque» Mientras regresaba a la oficina se topó nuevamente con la bruja, esta vez no la dejaría ir sin molestarla antes.
—¡Hola, suegra bruja! — saludó Vanessa con una radiante sonrisa.
—Por qué tan de buen humor ¿Te agradó la compañía de hoy? — preguntó con una sonrisa maliciosa. Bianca no podía esperar el momento en el que ambas comenzaran a discutir o mucho mejor, que llegara el momento en el que Paolo y Vanessa discutieran.