Thiago
—Me duele el brazo. —Se queja Rebekah mientras bajamos del avión—.
—Eso te pasa por querer hacer cosas en la noche. —Hago bailar mis cejas y ella rueda los ojos.
—No es por eso, es por el estrés. Odio esta escayola, quiero que me la quiten.
—Eso no se va a poder en un buen tiempo, cariño. —Le dice Lauren y mi chica se detiene en seco.
— ¡No me voy a casar con esta cosa en mi brazo!, Me niego.
— No lo harás, te lo quitaré yo mismo un día antes. —La abrazo y beso sus labios.
—Ya queda tan poco para nuestro día. —Suspira y le doy la razón.
Solo nos quedan una semana y dos días para unir nuestras vidas en matrimonio. Al final tuvimos que quedarnos tres días en California porque mi chica tenía que mostrarse en las empresas de su padre y dejar a alguien a cargo de todo. La verdad que no sé cómo sentirme, ahora ella es millonaria y yo que quería comprarle un auto de regalo de bodas. Ahora tiene una gran colección de ocho autos que llegan en una semana a la Nueva York. Sí, me siento in