Al ser hija de una prostituta, Samantha es despreciada por su propio padre. Él solo la usa como moneda de cambio. Luego de intentar casarla con un hombre que la engaña con su hermanastra, la compromete en matrimonio con Robert Lennox, a quien todos conocen como el León, un tipo huraño, amargado y prepotente dueño de una fortuna incalculable. Ella quiere utilizar a ese poderoso León para cobrar venganza por todas las humillaciones recibidas, sin imaginar que él tiene un plan parecido, que además, la incluye a ella. ¿Podrá Samantha lograr su fin y salvarse de una nueva condena?
Leer másA primera hora de la mañana, Robert se dirigió con Samantha al Tribunal de familia acompañados por el abogado Gallagher. Iniciarían el proceso judicial para la modificación de la partida de nacimiento de la mujer y así sacar a Edmund Muller de su vida.Para demostrar que él no poseía ninguna relación biológica con ella, le solicitaron una prueba de ADN. Samantha estaba inquieta por aquella petición.—¿Y si la prueba dice lo contrario de lo que queremos?Robert le acarició el rostro para serenarla.—Sea como sea, él saldrá de tu vida.Ella apretó los labios para controlar la ansiedad.—Edmund no va a responder a la orden del Tribunal. Estoy segura que se negará a hacerse el examen.—Hay otras acciones que pueden llevarse a cabo en caso de que él se oponga a colaborar. Lo quiera o no, llegaremos hasta las últimas consecuencias.Samantha lo observó con fijeza.—¿Sabes que él explotará cuando le llegue esa orden del Tribunal?El León sonrió con perversidad.—Lamento no estar cerca para ve
Samantha logró calmarse un poco luego de enterarse que la gente de Gary había logrado sacar a Michael y al Topo del barrio.Aunque no había podido hablar con su hermano, al menos lo hizo con Gary. Él le aseguró que lo tendrían en un lugar seguro por unos días antes de llevarlo a Texas, mientras se calmaban las aguas, porque la policía seguía buscándolo por el asesinato de Colin Harkes, al igual que algunos delincuentes del barrio.Ese día se enteró que Johan había puesto precio a la cabeza de Michael, por eso muchos lo buscaban. Querían la recompensa.Además, la reunión con Gregory Wyles no resultó tan mala como lo había imaginado. El hombre fue bastante condescendiente con Robert y le facilitó toda la información que necesitaba sobre Norman Breidert.Le entregó informes que un detective privado le había hecho años atrás, antes de llevarse los restos de su hermana y su sobrina a Italia. Con eso él lo había amenazado con llevarlo a la cárcel si no dejaba a Robert en paz.Ese material l
Samantha solo esperó en la mansión una media hora antes de que Robert llegara. Apenas él recibió su mensaje, dejó lo que hacía en los Tribunales para ir con ella.Sabía que estaba en extremo angustiada por la situación de su hermano, cuando la llamó por móvil de camino a la casa la mujer lo único que hizo fue llorar por la desesperación.Ni siquiera había atravesado el vestíbulo cuando la vio correr hacia él y abrazarlo por la cintura.—Ey, tranquila. Todo va a estar bien —trató de calmarla.—No lo está. He tratado de comunicarme con Michael y ha sido imposible —lloriqueó—. Me dicen que la situación en el barrio es alarmante, ya hay tres muertos y varios heridos por las peleas entre las bandas. Johan puede aprovechar ese caos para dar con él.—No lo hará. La gente que tenemos en el barrio ha estado vigilándolo. Él ahora está ocupado intentando controlar a los imbéciles de los primos de Igor. Ese caos les complica las cosas a ellos, porque la policía se ha llevado a más integrantes de
Al día siguiente, Samantha fue al hospital custodiada por sus guardaespaldas. A Jenny le darían el alta y ella quería acompañarla a su casa.Se había mantenido en contacto con su amiga el día anterior mientras estuvo hospitalizada haciéndole cientos de exámenes. Los Lennox habían corrido con todos los gastos y la tenían en las mejores manos y con los mejores cuidados.—¿Ya estás desesperada por irte? —preguntó a su amiga al entrar en la habitación y verla ya lista para marcharse.—No sé por qué los médicos tardan tanto para darte un alta —se quejó la mujer sentada en la cama con semblante hastiado.—¿Cómo está tu cabeza?—Dura como el granito —reveló Jenny dándose golpecitos en la frente, cerca de donde tenía una gaza.—¡No te golpees, tonta! —la regañó Samantha bajando su mano.—¡Tranquila! Ya no tengo nada, solo una pequeña herida. Esa idiota de Yanina no tiene fuerzas para nada. Pero deja que me la encuentre, te juro que le daré una verdadera paliza.—Si tenemos suerte, no la verás
Al llegar a la mansión, Samantha subió a su habitación para descansar antes de ir al bar. A pesar de lo vivido y de las malas noticias recibidas, no podía dejar de asistir esa noche al negocio.Había mucho por hacer. No solo para garantizar el día de trabajo, sino el evento que pronto debía realizarse.Robert, luego de llamar a Court para notificarle lo sucedido y evaluar que el trabajo siguiera con normalidad, se acostó a su lado acariciando su vientre.—¿Te sientes bien?—Solo estoy algo cansada.—Iré contigo al bar. Así me aseguro que no te quedarás toda la noche.—Jenny no estará y McGraw sigue ocupado con las entrevistas al nuevo Contador.—Hay más gente que puede asumir esas faltas y hoy no es un día de mucho ajetreo en el negocio, así que no tienes excusa. Puedes venirte temprano.Ella respiró hondo con los ojos cerrados. No solo sabía que de ninguna manera iba a ganarle esa discusión a Robert, sino que debía aceptar que no tenía ganas de quedarse a trabajar hasta muy tarde.Su
Samantha no quería irse de la estación de policía a pesar de que Comanche le había asegurado que todo marchaba bien y que podía esperar en la mansión a que liberaran a Robert.Sus abogados habían logrado que lo soltaran luego del interrogatorio, porque, a pesar de la golpiza que le había dado a Fernand Wesley, que lo dejó en una cama de hospital, él solo se había defendido del ataque de aquel sujeto.Ahora solo terminaban el papeleo referente a lo sucedido, pero igual, ella no pensaba marcharse de allí hasta que él no saliera. Iba a asegurarse que sus enemigos no le ganaran esa batalla.Gracias a la intervención de los guardaespaldas, la policía había podido detener a siete de los doce sujetos que los habían atacado en el almacén, algunos de ellos, muy heridos. Además, también se llevaron a Igor y a Yanina, dos delincuentes con un largo prontuario.Jenny estaba en el hospital, ya recuperada por un golpe que le habían dado en la cabeza. Su tía y uno de sus primos la acompañaban.Comanc
Robert tuvo que marcharse muy temprano de la mansión para supervisar los trabajos en la obra y resolver algunos inconvenientes.Le había dejado a Samantha información de unas bodegas que tenía en el barrio Fremont, donde podía esconder a Michael mientras su padre venía por él. Se encontraban junto al canal de navegación del lago Washington, teniendo salidas por mar y por tierra en caso de presentarse problemas.Ella pasó esos datos al número telefónico que le había entregado al Topo y habló también con Gary Price. El hombre enseguida se puso en contacto con sus amigos en la zona para que planificaran el traslado de su hijo apenas diera señales de vida.La ansiedad la corroía, quería tener respuestas de su hermano, pero los chicos ni siquiera habían leído su mensaje. Debía ser paciente, porque no conocía a profundidad la situación en la que ellos se encontraban.Quizás fuese muy peligroso que se comunicaran tan pronto y no quería ponerlos en peligro cuando ya casi estaban por salir de
Samantha se preparaba para ir a la cama cuando Robert llegó a la mansión. Podía escuchar sus pasos pesados subir las escaleras mientras gritaba algo, quizás, instrucciones para Morrigan.Era evidente que estaba furioso. La casa entera temblaba con sus movimientos. Él abrió la puerta de golpe sobresaltándola, luego la cerró con un portazo.Ella lo miró impactada mientras Robert se dirigía a un largo diván y se tumbaba sobre él con postura cansada, dejando su mirada iracunda clavada en el techo.—¿Qué sucedió? —quiso saber ella, preocupada, y se acercó sentándose a su lado.Robert la cubrió con un brazo y la recostó en su pecho.—Comienzo a hartarme de todo.—No lo hagas aún, falta camino por recorrer.Él respiró hondo, cerró los ojos y se apretó el puente de la nariz.—Es posible que vaya a prisión, pero no será por mucho tiempo.Samantha se levantó para observarlo a la cara.—¿Por qué? —quiso saber, aterrada.Sin Robert, ella quedaría como un barco sin timón en medio de un mar agitado
Samantha llegó al bar dispuesta a trabajar casi en su totalidad en el evento. Debía realizar una gran cantidad de llamadas para asegurar servicios y logística, y terminar de organizar con McGraw las entrevistas para los postulantes a contador que suplantarían a Fletcher.Se encontraba ocupándose de esos asuntos cuando apareció Jenny. Su ansiedad por tener alguna noticia de su hermano la obligó a ponerse de pie para hablar con la mujer sin que nadie más las escuchara.—¿Lograste algo? —le preguntó en susurros.—Creo que sí, no sé —reveló Jenny.—¿Cómo que no sabes?—Vi al Topo dentro del supermercado del barrio, pero él no permitió que me acercara. Estaba nervioso, creo que lo persiguen, por eso tampoco insistí. No quería ponerlo en peligro ni arriesgarme demasiado.—Maldición —se quejó Samantha cruzándose de brazos.—Pero me parece que él entendió lo que necesitaba decirle, porque cuando estuve haciendo fila para pagar, se me acercó un chico que trabaja allí y lo conoce y me entregó u