Esa noche, el ambiente en casa de Jack era tenso. Las luces estaban apagadas, y solo unas pocas velas iluminaban la habitación. El consejo se había reunido nuevamente, pero esta vez con un propósito claro: desentrañar el misterio de la profecía y prepararse para lo que vendría.
—Gracias a todos por venir —comenzó Jack, mirando a cada uno de los presentes—. Sabemos que la situación es crítica, y necesitamos actuar con rapidez.
—Lo primero que debemos hacer es identificar quién está detrás de esta carta —dijo Julián—. Necesitamos averiguar si hay algún traidor entre nosotros.
—Eso es complicado —intervino Rayan—. Cualquiera podría haber enviado ese mensaje. No podemos acusar sin pruebas.
—Podemos hacer un seguimiento de los movimientos de cada uno —sugirió Santiago—. Si alguien está actuando de manera sospechosa, lo descubriremos.
—Pero eso podría llevar tiempo —dijo Óscar—. No podemos permitir que el tiempo juegue en nuestra contra.
—Entonces, necesitamos dividirnos en grupos —propuso