Gigi Anderson tiene grandes planes, cada uno dividido en plazos, algo que la mantenía relajada, hasta la víspera de su cumpleaños N. 30. Con la intención de apoyarla sus amigas la llevan a festejar está gran fiesta, pero entre los planes de Gigi nunca había estado amanecer con una jaqueca horrible y desnuda en casa ajena. Pero ¿acaso no dicen que el orden de los factores no altera el producto?
Leer másSople de nueva cuenta el flequillo de mi frente para poder ver la computadora.
- "Se tu propio jefe"... - leyó en voz alta detrás de mí, Miriam.
- Por favor no lo hagas. - pedí un poco cansada.
- No he hecho nada. - dijo.
- Aggg, no tengo más ideas - dije desesperada dando la vuelta a la silla giratoria.
Observé a Miriam con su típica aura de tranquilidad, a diferencia de los primeros días de la semana hoy vestía un pantalón deportivo y camiseta holgada.
- ¿Por qué estás vestida así? - pregunté.
- Me levante tarde.
- Sí, claro. - dije observándola con duda.
- Dormí en casa ajena. - aclaró
Asentí con comprensión. Miriam Cook era mi mejor amiga, veníamos del mismo lugar y nos conocíamos desde niñas. Ambas teníamos sueños grandes, era exagerado decirlo, pero ambas queríamos salir de la casa de nuestros padres.
Cuando la universidad estaba por terminar, nuestros trabajos soñados ya casi estaban listos, pero nunca pensamos que los caminos se relacionaran.
Y ahora aquí estábamos en el mismo trabajo.
- ¿Sabes? Seguro eso es lo que te falta.
- ¿Qué? - alce la vista viéndola esperanzada.
- Follar. - aclaró
La mire enojada por su mal uso de palabras.
- Eres una bruta. - dije sería - además yo tengo un plan.
- Si, llegar virgen al matrimonio. - respondió sin dejar a un lado la ironía del asunto.
Regrese mi vista al escritorio y mis ojos viajaron a la pequeña agenda que siempre dejaba al lado izquierdo de mí.
- El plan es casarme antes de los 35...
- Te estresas demasiado intentando controlar toda tu vida - interrumpió.
- Solo quiero ser organizada. - dije sincera.
- Tal vez te has quedado sin ideas porque sabes que mañana cumples treinta.
- Sí, es cierto.
Por fin debía admitir que el hecho de cumplir treinta me aterraba tanto como ver la lista de cosas que quería hacer.
- ¡Ya se!, hoy vamos a beber. - propusó muy entusiasmada de pronto.
Miriam era una chica divertida le encantaba salir 24/7 e involucrarse de diversas maneras con personas desconocidas. Algo en su propuesta me disgustaba tanto como me atraía.
- Bien. - dije resignada. No podía perder nada.
- Así se habla. - observé cómo salía de mi cubículo y se dirigía al suyo.
Suspiré en cuanto la vi salir, Miriam podría estar loca, pero sé que me cuidara o al menos eso espero.
Continúe con mi intento de columna, pero la verdad ya no podía más, espere paciente a que llegara la hora de la salida.
En cuanto eso sucedió salí junto con Miriam hacia la calle, ahí afuera del edificio vi a Estrella y Noémie nuestras otras dos amigas.
- ¿Qué hacen aquí? - pregunte sorprendida.
Estrella antes de responder me abrazo rápidamente.
- Miriam nos avisó de la fiesta - anunció Noémie.
Voltee a ver a Miriam por su exageración.
- Venimos a festejar a la cumpleañera - agregó Estrella.
- ¿Y a dónde vamos? - pregunté.
Miriam siendo la experta nos llevó al nuevo club nocturno, qué tal vez nunca hubiese pisado si la loca no me hubiese llevado.
Nos formamos detrás de la enorme cola de personas, empezaba a sentirme sosa con mi falda de tubo y camisa blanca; mis ojos viajaron a los que estaban enfrente de nosotras, vestían buenas camisas en el caso de los hombres o faldas y vestidos con lentejuelas en el caso de las mujeres.
- ¿Qué? - preguntó Miriam, seguro hice una mueca.
- Me siento fuera de sitio - dije señalando mi vestuario.
- Bah, solo vamos a beber unos tragos - declaró.
Aunque ella vestía un pantalón holgado notaba la seguridad de siempre. Claro que todo se aclaró al ver en la entrada a su quedante del mes.
- Hola Justin - saludó.
Justin solo asintió con la cabeza y después se hizo a un lado.
Las cuatros entramos al club y apenas dimos un paso la música al igual que las luces neo me desequilibraron.
- Solo una copa - advirtió Estrella.
Nos dirigimos a la barra juntas y pedimos un vaso de vodka cada quien, aunque apenas pude pasar ese trago.
Miriam se unió a la masa de personas para bailar y poco después Noémie.
- ¿Y bien? - preguntó Estrella.
Estrella era una chica muy tranquila, trabaja en una editorial, es amante de la lectura, ¿cómo terminó con nosotras?
Estrella Roberts nos conoció con un anuncio en periódico, necesitaba un lugar donde dormir, cómodo y que no costase tanto.
- ¿Y bien qué? - pregunté.
Estrella saco de su bolsa una botella de agua.
- ¿Qué es lo que te tiene preocupada?
Estrella Roberts y yo, vivíamos juntas, yo fui ese anuncio en el periódico que ella estaba buscando.
- Mi cumpleaños - confesé.
- Bueno si, los treinta años suenan aterradores, pero no debes ponerte así - comentó.
- Bueno es solo que...
Volví a pensar en la lista de pendientes que estaba en mi cuaderno.
- La dichosa lista - terminó.
Iba a quejarme de eso, cuando Noémie y Miriam regresaron con nosotras.
- Vamos a bailar - pidió Noémie.
Me tomo de la muñeca y me jalo a la pista.
Noémie Hale fue otra cosa, ella no apareció por un anuncio de periódico, tampoco comparte un departamento conmigo; ella apareció en un antro.
Nos conoció cuando ya estábamos las tres (Estrella, Miriam y yo), nos ayudó en la entrada de un antro a pasar y pensé que hasta ahí sería todo, pero me equivoqué, a la mañana siguiente de esa, nos encontrábamos desayunando todas juntas.
Pese a que el principio me dediqué a bailar, poco después encontré a Miriam con Estrella a un lado de nosotras.
Entre las cuatro bailamos un buen rato, y de vez en cuando regresábamos a la barra por más alcohol; excepto Estrella que tomaba directamente de su botella de agua.
Sentía que ya nada podía preocuparme ahora, porque ¿Qué podía pasar mal en la víspera de mi cumpleaños número treinta?
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Sentí que me ahogaba con mi propia saliva y comencé a toser, me incorporé sobre la cama y después de mi pequeño ataque de tos, observé todo a mi alrededor.
Paredes blancas, un suave sillón beige y un enorme ventanal me hicieron abrir los ojos con sorpresa.
En mi pensamiento solo pasaba la misma pregunta.
"¿Qué demonios hice anoche?"
- ¡Mateo! - saluda James desde la puerta, mientras me saluda. Mateo baja corriendo las escaleras, cierro los ojos con temor de que caiga de estás, pero gracias a la suerte no lo hace, abraza a James en un fuerte apretón mientras tomo su mochila del sofá. - Bien, aquí están - digo entregando la - tiene tarea de español y matemáticas, por favor no vayan a llegar tarde, otra vez. - Si, si, Gigi, yo me encargo. Asiento antes de agacharme a la altura de Mateo para darle un beso en la frente. - Pórtate bien - pido. - Lo haré - responde antes de salir de casa. - Lo cuidare bien - anuncia James.
Un comienzo agitado | Gigi.El inicio del año, fue tan agitado como me lo esperaba, tuve una mañana llena de besos y mimos, por parte de James, pero en la tarde ambos teníamos planes.James decidido ver a Sabrina y yo fue jalada por mis locas amigas, todas hablando de nuestro año nuevo.Paseamos un rato por el centro y compramos algunas cosas, para la tarde comimos juntas en el departamento de Estrella, en dónde nos quedamos a dormir.Quisiera decir que los días siguientes me la pasé muy divertida con ellas, pero no era así.Un consejo, nunca esperen un comienzo de año sin sorpresas.Cómo la mía, cuando vine a ver a Estrella pes
Sorpresa | Gigi. Sigo con la mirada como van quitando todos los adornos navideños de la oficina. - Quita esa cara - pide Miriam quien entra con una malteada en la mano. - Es que navidad es mi fecha favorita del año - menciono. - Ahora solo debes de esperar once meses para que vuelva a ser navidad. Intento lanzarle una mala mirada, pero obviamente no me sale, porque soy un asco en dar esas miradas. - ¿Qué harás en año nuevo? - me pregunta. - Gen nos invitó a pasar el año nuevo en su nueva casa. - Realmente tengo envidia de que tu cuñada sea una modelo tan reconocida como Genedine.
Custodia | James. Mis ojos recorren toda la fachada exterior, es un enorme lugar, los enormes lugares me dan miedo, bueno en realidad no es así, sólo estoy muy nervioso. Mis ojos van hacia Gen, quien parece fascinada por la fachada tanto como yo lo estaba. Habían pasado ya no unos días desde su estadía en casa, lo cual había sido de ayuda, porque acompaño a Gigi en algunas visitas al doctor y me ayudó a cuidarla mientras yo no estaba en casa. Por otro lado, Gigi por fin a iniciado el tercer periodo y ambos estamos muy emocionados, pero ni siquiera los dos juntos superamos a Miriam quien está haciendo puntos para volverse madrina del bebé. Gen voltea a verme, como es un poco más baja que yo me observa desde abajo y eso me hace recordar cosas fundamentales de ambos:
¡Calabazas! | Gigi. - ¡No toques ahí! - me regaño Estrella antes de que pudiera robar uno de los dulces de la mesa. - ¡Tengo antojo! - En el refrigerador hay chocolate. Bien, podía vivir con chocolate. - ¡Y terminé! - anuncia después de más de una hora. - Que bien y justo a tiempo, porque Noémie acaba de enviar un texto diciendo que viene para acá. - ¿Sabes?, Podría dedicarme a la repostería. - A ti no te gusta eso, no como trabajo por lo menos. - Se ve mejor que lo que hago ahora. - ¿Qué o
Locura | James. Recuerdo muy bien la primera vez que supe que mi hermana estaba chiflada, su idea de irse al extranjero al tener solo diez años y vivir sola. Claro que ahora enfrente de mi estaba una mujer madura, ya no era esa niña de diez años que creía que lo mejor de la vida era traer gafas oscuras todo el día, ahora era famosa y casi independiente y sin embargo siempre seguiré pensando que es una chiflada. - Gen estaba por decirme que hacía aquí - le aclaro a Gigi quien parecía seguir en estado de shock. - ¿Tu mamá está aquí? - pregunta inmediatamente mientras aparta la vista de Gen. - No, he venido sola y sin que mamá lo sepa y me gustaría que se quedará así - pide viéndome directamente a los ojos.
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