Capítulo 34. Algunas verdades dolorosas.
Madison lo miró con rabia, ¿cómo se atrevía a dudar de la paternidad de su hija? Eso no se lo perdonaría jamás. Con toda la dignidad que pudo reunir en su barato camisón, caminó hacia su maleta y sacó la carpeta con los análisis e informes que su médico le dio para entregar al doctor que la atendería en Corpus Christy.
Se acercó a Simón y con rabia los puso en sus manos.
―Lo único que responderé a tu odiosa pregunta es que tengo veintiocho semanas de embarazo, como dice mi informe médico, si sabes contar echa tus números, Simón, porque yo no tengo ningún interés en responderme o justificarme ante ti. Quiero que salgas de la habitación, mires el informe del médico, lo dejes en la mesa de afuera y te vayas, estoy cansada y quiero dormir.
Simón tomó la carpeta y se marchó a la sala de la suite como le ordenó su esposa, necesita luz para ver la historia clínica que el doctor le entregó a Madison. Necesitaba leer todo lo que allí había.
Sacó la cuenta y su cálculo le confirmó que Madison